Aquí tienes cinco argumentos de venta que se ha comprobado que siempre funcionan:

Argumentos de venta que siempre funcionan
El tiempo
Un argumento que siempre funciona es decir que con tu producto o servicio van a ahorrar tiempo.
¿Conoces nuestro curso de venta telefónica para empresas?
Para muchas personas y especialmente para muchas empresas el tiempo es dinero, por lo que un ahorro de tiempo supone una mayor productividad y mayores beneficios para la empresa.
Los clientes quieren saber es si tu producto o servicio les va a ahorrar tiempo de forma regular, todos los días.
El dinero
Otro argumento que siempre funciona es decir que con tu producto o servicio van a ahorrar dinero.

Los clientes quieren ver resultados en su cuenta de gastos.
La salud
Otro argumento que siempre funciona es la salud, decir que tu producto es saludable o que previene ciertas enfermedades.
La seguridad
Otro argumento que siempre funciona es decir a tus clientes que tu producto o servicio proporciona seguridad y la solvencia.
Los clientes quieren saber si mañana vas a seguir funcionando y proporcionando los mismos servicios.
También quieren saber si contratar tus servicios es una buena opción de futuro.
La facilidad de uso
Los clientes quieren saber su tu producto o servicio les va a hacer la vida más fácil.
Si tu producto es muy complicado de usar o necesita mucha formación, el cliente no tendrá interés en comprarlo.
Los argumentos de venta que casi nunca funcionan
A los clientes no les interesa nada de lo siguiente:
- Si eres la empresa líder en el sector.
- Si eres la empresa más antigua del sector.
- Si eres el mejor en tu sector, a menos que puedas demostrar que vas a solucionar sus problemas.
- Si tu empresa lleva existiendo más de 200 años.
- Si tu producto es la última moda
- Si tu producto incorpora la última tecnología.
El poder de la palabra «gratis»
Una argumento de ventas que contenga la palabra «gratis» siempre es muy efectivo.
Según los resultados de un reciente estudio de investigación publicado en la revista Marketing Science, la palabra gratis tiene importantes efectos persuasivos, muchos más de los que se sospechaba hasta ahora.
Por ejemplo, en uno de los experimentos realizados en el estudio, se ofrecía un «beso de chocolate» (una pequeña chocolatina) de la marca Hershey por 1 céntimo y una trufa de chocolate de la marca Lindt (considerado un chocolate de mejor calidad) por 15 céntimos (la mitad de lo que cuesta). La mayoría de los participantes (73%) elegían la trufa.
Sin embargo, cuando reducían el valor de los dos productos en 1 céntimo, es decir, que ahora el «beso de chocolate» era gratis, casi el 70% de los participantes elegían esta chocolatina de la marca Hershey sobre la trufa de chocolate de la marca Lindt.
En otro experimento, se ofrecía a los participantes la posibilidad de elegir entre una tarjeta de regalo de $20 por un precio de $8 y otra de $10 por un precio de $1. Como era de esperar, la mayoría (64%) elegían la primera opción, porque objetivamente era la mejor.
Sin embargo, cuando tenían que elegir entre una tarjeta de regalo de $20 por un precio de $7 y otra de $10 gratis, todos los participantes eligieron esta última, aunque la primera opción objetivamente seguía siendo la mejor.
Según los investigadores, esto demuestra que la mayoría de las personas elige directamente lo que es gratis, sin pensar demasiado en el resto de alternativas.
Es decir, que lo que subyace es el Efecto Certeza, que consiste en que las personas prefieren no arriesgar. Si algo es gratis, no hay ningún riesgo de equivocarse, ya que en el peor de los casos, no se ha invertido nada.
Por qué algunos argumentos de venta tienen éxito y otros no
No todos los argumentos de venta funcionan igual de bien. Algunos argumentos resultan útiles y otros no.
Estas son las características de los buenos argumentos de venta:
Los buenos argumentos de venta son fáciles de entender por el cliente
Los buenos argumentos de venta no son recargados sino sencillos y fáciles de entender.
La idea del argumento debe ser clara, concreta, fácil de entender, y limitada a lo esencial, sin añadidos rebuscados que la compliquen.
Los buenos argumentos son novedosos
Lo novedoso siempre capta la atención de la gente. Si tu argumento de ventas aporta cosas nuevas, los clientes prestan atención y lo recuerdan.
Lo que se recuerda puede ayudar a tomar la decisión de compra.
Los buenos argumentos de venta son intuitivos
Un buen argumento de ventas no requiere de largas explicaciones para explicarlo al cliente, sino que se entiende de manera intuitiva.
Por ejemplo, los argumentos muy abstractos son difíciles de entender y además se olvidan fácilmente.
Los buenos argumentos de venta son creíbles
La credibilidad del vendedor es clave para que el cliente acepte el argumento de ventas.
Si el vendedor no es una persona con credibilidad, entonces el argumento de ventas no tendrá ningún efecto sobre el cliente.
Hay ciertas cosas que se pueden hacer para que el vendedor resulte más creíble:
- Dar detalles concretos: Dar detalles concretos de algo demuestra que dominas el tema y que sabes de lo que hablas. Un argumento con muchos detalles tiene lo que se conoce «credibilidad interna», es decir, que resulta creíble independientemente de quién lo cuente.
- Proporciona datos estadísticos: Los datos y las estadísticas son una fuente de credibilidad. Sin embargo, lo importante no es dar datos, sino utilizar los datos para ilustrar una relación entre dos cosas. Por ejemplo, si el 80% de las personas compran algo, esto demuestra que es bueno. Las personas no recuerdan el dato, sino la relación.
- Mostrar credenciales: Cuando la persona que aporta el argumento de ventas es una persona con credenciales, un experto, el argumento resulta más creíble.
Los buenos argumentos de venta tocan la fibra emocional del cliente
Las emociones son las que mueven a la gente a actuar. Cuando el cliente siente que algo le afecta en lo más íntimo, entonces está dispuesto a hacer cualquier cosa para cambiar las cosas.
Por eso lo argumentos emocionales son mucho más eficaces que los argumentos racionales. Los argumentos racionales no sólo no mueven a actuar, sino que cuando se utilizan junto con los argumentos emocionales, perjudican la efectividad de estos últimos.
Si el argumento de ventas apela al lado emocional del cliente, cultivando su egoísmo, generando miedo o ansiedad, o apelando a la empatía, entonces el cliente estará más dispuesto a aceptar el argumento y a tomar la iniciativa para comprar el producto o servicio.
Un buen argumento de ventas asocia el producto o servicio a algo que importa emocionalmente al cliente, ya sea su familia, su patrimonio, su salud, su felicidad, su autoestima, etc.
Incluye los argumentos de ventas dentro de una historia, si puedes
A la gente le encantan las historias. Transportan la mente y nos generan emociones, por ejemplo, sufrimos o nos alegramos junto con los personajes de la historia.
Para saber cómo incluir un argumento de ventas en una buena historia te recomiendo que leas este artículo sobre el poder persuasivo de las historias.
¿Cuántos argumentos se necesitan para persuadir a un cliente?
Mucha gente piensa que para persuadir a alguien lo mejor es acumular méritos, argumentos y datos estadísticos, cuantos más mejor. Pero lo importante no es el número de argumentos, sino la calidad de los mismos, especialmente en asuntos de importancia para la persona que tiene que tomar la decisión.
El número de argumentos
De hecho, para temas importantes, los argumentos de baja calidad no sólo no aportan nada, sino que reducen las posibilidades de persuadir a alguien, ya que al final la persona se queda con una impresión global. En esos casos, es mejor limitarse a ofrecer sólo argumentos sólidos y datos fiables.
Si embargo, si el tema a decidir es poco importante, por ejemplo, qué película vamos a ir a ver al cine, las personas no suelen prestan atención a la calidad de los argumentos y, entonces, el número sí se tiene en cuenta. En esos casos, cuantos más argumentos se puedan reunir a favor de algo, más posibilidades hay de convencer a alguien.
Los argumentos débiles perjudican
Otro estudio más reciente corrobora que un exceso de argumentos puede perjudicar las posibilidades de persuadir a alguien. Concretamente, lo que se ha visto es que los argumentos débiles no sólo no añaden, sino que restan poder de convicción. Es lo que se conoce como la Paradoja del Presentador. La explicación de este fenómeno, aparentemente contradictorio, es que la creencia popular de que para persuadir a alguien lo mejor es acumular argumentos, como si cada nuevo argumento sumara puntos hasta alcanzar el umbral de la persuasión, es decir, el punto en que la otra persona te da la razón o hace lo que le pides, no se corresponde con la realidad. Lo que en realidad ocurre es que la otra persona valora cada uno de los argumentos y hace una media de su poder de convicción. Así, los argumentos débiles tan sólo hacen que descienda la media.
Por eso, los argumentos débiles no sólo no aportan nada a la hora de persuadir a alguien, sino que hasta pueden ser perjudiciales porque hacen bajar la calidad media de los mismos. Puede hasta darse el caso de que un argumento no valga nada o, peor aún, que tenga un valor negativo, en cuyo caso el efecto sobre la media es perjudicial, ya que hace que baje. Esto ocurre tanto si los argumentos están relacionados entre sí como si son independientes unos de otros. Por ejemplo, en esas campañas para concienciar a la población donde se dan, por ejemplo, “10 razones para dejar de fumar”, los argumentos débiles no sólo no contribuyen a convencer a nadie, sino que, al contrario, perjudican la capacidad persuasiva global de la campaña.
¿Cuál es el número ideal de argumentos?
El número ideal de argumentos a favor de algo es de tres argumentos. A partir de ahí, el cliente se vuelve escéptico y sospecha que le están intentando manipular.
¿Cuántos tipos de argumentos se deben aportar?
Mezclar argumentos de tipo altruista y de tipo egoísta para convencer a alguien de que haga una donación puede ser perjudicial, y es preferible utilizar tan sólo un tipo de argumento.
También se ha comprobado que utilizar demasiadas técnicas de persuasión en la venta puede ser perjudicial, ya que el cliente se siente manipulado y se pone a la defensiva. Cuantas más técnicas de persuasión se utilicen más probabilidades hay de que esto ocurra.
Relacionado con este tema, se ha visto que la posibilidad de persuadir a alguien utilizando técnicas de persuasión no sólo depende de la efectividad de las técnicas, sino que también depende de que la persona las conozca. Por ejemplo, las personas que tienen conocimiento de las técnicas de persuasión que se utilizan con frecuencia en marketing y ventas desarrollan mecanismos de defensa para contrarrestarlas.
Otro ejemplo, aquellos clientes que conocen las estrategias de precio que suelen utilizar las empresas son menos susceptibles a ofertas del tipo “descuento del 50%”.
Técnicas que funcionaban hace años han dejado de funcionar a medida que las nuevas generaciones adquieren los conocimientos necesarios para contrarrestarlas o, simplemente, ignorarlas. Además, las técnicas de persuasión resultan menos efectivas cuantos más conocimientos tiene el cliente sobre el tema. Es decir, es poco probable que un cliente que conozca perfectamente un determinado sector cambie de opinión, por muchas técnicas de persuasión que se utilicen.
Por eso las empresas debe de desarrollar continuamente nuevas técnicas de venta si quieren incrementar sus ventas. En este sentido, últimamente la palabra de moda es la personalización, es decir, aplicar una técnica de persuasión distinta para cada cliente en función de la información que se dispone de él o ella. De hecho, un mensaje personalizado es mucho más persuasivo que un argumento genérico. Por ejemplo, los consejos personalizados vía telefónica consiguen mejores resultados entre aquellas personas que quieren dejar de fumar que los típicos folletos con consejos genéricos dirigidos a cualquiera que desee dejar de fumar.
En relación a este tema, se ha visto que, cuando un mensaje va dirigido expresamente a nosotros, se activan zonas del cerebro que permanecen inactivas si el mensaje es de tipo genérico, concretamente, las zonas relacionadas con pensar sobre uno mismo, lo que, a su vez, resulta en cambios en el comportamiento. Dicho de otra manera, los mensajes personalizados se procesan de forma diferente a los mensajes genéricos, y por eso resultan más persuasivos.
Utilizar una técnica de venta personalizada para cada cliente resulta mucho más efectivo que utilizar técnicas de venta genéricas.
Por suerte para los responsables de marketing de las empresas, en esta era de nuevas tecnologías, especialmente, Internet, es relativamente fácil personalizar las técnicas de venta. Por ejemplo, Google ha desarrollado tecnologías para analizar el historial de búsqueda de un usuario con el fin de ofrecerle no sólo publicidad, sino también resultados relacionados específicamente con ese historial.
Otro ejemplo, muchas páginas web permiten al usuario registrarse para personalizar así su experiencia online. Además, registrar a los usuarios permite a la empresa propietaria de la web analizar los comportamientos y preferencias de cada uno de ellos con fines de marketing.
El orden de los argumentos
El orden de los argumentos puede ser determinante para persuadir alguien dependiendo de que se dé alguna de las siguientes circunstancias:
El otro presta atención
Al intentar persuadir a alguien con argumentos, el orden en que se exponen NO es importante si la persona que los escucha está prestando atención y se refieren a algo de importancia para él o ella.
Por ejemplo, cuando un vendedor de coches explica al cliente que acude al concesionario las ventajas de uno u otro modelo, el orden en que se explica cada una de ellas es poco importante, porque generalmente la compra de un automóvil es una compra de gran importancia para una familia, que se suele hacer cada dos o tres años de media. Por eso el cliente, que además acude al concesionario para hacerse una idea de cuál es el modelo que le interesa, suele prestar atención a lo que le dice el vendedor.
El otro no presta atención
Sin embargo, cuando la persona que escucha los argumentos de venta no tiene demasiado interés en el tema y no presta demasiada atención, entonces es mejor exponer los argumentos más sólidos en último lugar, aprovechando el Efecto Recencia, que dice que lo último es lo que mejor se recuerda.
Por ejemplo, cuando alguien que quiere ir al cine está repasando la lista de películas en la cartelera y leyendo la opinión de los críticos sobre cada una de ellas, es más probable que elija alguna de las últimas que tengan una crítica positiva, debido a que las recuerda mejor.
Para disuadir a alguien
Si queremos disuadir a alguien de que haga algo y podemos aportar información de tipo negativo, lo mejor es exponerla cuanto antes, porque una vez que se ha creado en quien los escucha una primera impresión negativa sobre un tema, es casi imposible de que alguien la convenza de lo contrario, por mucha información positiva que se le aporte a continuación.
¿Conoces nuestro curso de ventas?