Desde hace casi un siglo se sabe que a las personas físicamente atractivas también se les suelen atribuir rasgos positivos de personalidad, como por ejemplo la inteligencia, independientemente de que sea cierto. Este fenómeno se conoce como Efecto Halo, y ocurre de forma subliminal, es decir, sin que seamos conscientes de su existencia.
En un clásico experimento se demostró que el dicho popular de que lo bello es bueno (what is beautiful is good) tiene una base de verdad. Según el estudio, las personas atractivas tienen también, a ojos de los demás, otras cualidades socialmente deseables, además de la belleza, y se supone que sus vidas son más interesantes.

En otro expermiento un profesor con acento extranjero se comportaba de forma amable y cercana o fría y distante alternativamente. Cuando era amable los alumnos calificaban su acento y su forma de vestir de atractiva y al contrario, cuando era frío y distante su acento y su forma de vestir resultaba poco atractiva, lo que demuestra que la percepción que tenemos de un rasgo influye en la percepción que tenemos del resto.
Hay un estudio que relaciona el atractivo físico con el éxito en la política porque, según el estudio, las personas atractivas son más persuasivas. Según otro estudio, también se produce el fenómeno inverso, es decir, que el líder del partido político con el que nos sentimos identificados suele calificarse como más atractivo que el del partido rival.
Otro ejemplo de Efecto Halo, los clientes atribuyen a los platos que ofrecen los restaurantes que tienen una aura de “comida sana” muchas menos calorías de las que realmente tienen, lo que hace que se sientan libres para pedir platos altamente calóricos como las patatas fritas junto con el plato principal, lo que a veces hace que el cliente ingiera más calorías en este tipo de restaurantes que en otros considerados menos saludables.
Cuando un supermercado anuncia sólo aquellos productos que tiene en oferta está aprovechando el Efecto Halo que se produce entre sus clientes, que interpretan que pueden encontrar todo a un bajo precio.
Cuando una marca es la primera en fabricar algo, por ejemplo, como ocurre con Kleenex, los clientes interpretan que sus productos siguen siendo los originales, por tanto mejores, y que el resto son tan sólo meras copias.
Cuando una marca financia una acción altruista, como ocurre por ejemplo con las Casas de Ronald McDonald, también está beneficiándose del Efecto Halo.
En el mundo de la venta, el Efecto Halo se produce en varios planos, concretamente:
Un vendedor atractivo, extrovertido y alegre hace que sus clientes contemplen lo que ofrece con mejores ojos y, por lo tanto, que sean más receptivos.
El prestigio de una marca se transmite a todos sus productos. Así, el consumidor suele percibir como mejores todos los productos de esa marca y por eso los elige frente a los productos de la competencia, fomentando así la lealtad hacia esa marca.
En publicidad, cuando una persona famosa anuncia un producto o servicio, el cliente asocia las buenas cualidades de esta persona con el producto, que por tanto se beneficia del Efecto Halo que se produce.
Cuando un producto se supone superior, por ejemplo, los coches eléctricos o híbridos, todo el sector, en este caso el sector del automóvil, se beneficia.
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