Cómo dar una conferencia o una charla en público

Aquí te explico cómo hablar en público.

Hablar en público

Cómo dar una conferencia o una charla en público

Si tienes que dar una conferencia o hacer una presentación en público, deberías seguir los siguientes consejos:

La primera frase es fundamental

Al hablar en público, la primera frase es fundamental.

Si la primera frase que se pronuncia al hablar en público, capta la atención de la audiencia, es más probable que presten atención al resto de la charla.

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Pero si la primera frase suena a más de lo mismo, es muy probable que la audiencia desconecte y que tus argumentos pasen desapercibidos.

La primera frase marca el tono

La primera frase no sólo hace que la audiencia preste atención o que desconecte, también marca el tono de la charla.

Si es una frase divertida, la audiencia esperará que la charla sea divertida, pero si es una frase llena de tecnicismos, la audiencia, probablemente, pensará que la charla va ser aburrida.

La primera frase te define

La primera frase también sirve para establecer tu autoridad y tu credibilidad como experto en la materia.

La información más impactante, lo primero

Por eso, la información más impactante, la más relevante, la más interesante de toda la presentación, debe ser lo primero que escuche la audiencia.

Explicar tus intenciones, también lo primero

Entre las primeras cosas que debes hacer al hablar en público está explicar a la audiencia tus intenciones, ya sean presentar un nuevo producto o exponer los resultados de una campaña de ventas, por poner dos ejemplos.

Esto es especialmente útil cuando tienes que hablar delante de mucha gente.

Las buenas noticias, también lo primero

Si tienes buenas noticias que dar, hazlo al inicio de la charla. Las buenas noticias te hacen parecer mejor a los ojos de la audiencia y hace que sean más receptivos a tus argumentos.

Por ejemplo, si viene al caso, informa a la audiencia de que tu producto puede ayudarles a resolver un determinado problema o a ahorrar dinero, o que los resultados de la última campaña han sido muy buenos.

Tener orden es fundamental

La mente humana busca siempre el orden de las cosas, donde parcialmente radica la belleza, y si éste no existe, lo inventa.

El orden hace la charla memorable

Además, el orden hace que sea mucho más fácil recordar las cosas, especialmente, si la información viene agrupada en “clusters” de información.

El desorden impide comprender el mensaje

No hay nada más difícil de entender que el caos. El caos limita la capacidad de nuestro cerebro para procesar información.

Es decir, el desorden hace que no seamos capaces de focalizar la atención y, además, nos hace menos productivos.

Estructura la charla en torno a un único tema

Las personas no somos capaces de trabajar en varias cosas a la vez, por eso, lo ideal es estructurar una presentación en torno a un único tema y, en torno a ese único tema, desarrollar varias ideas claves, buscando los datos y demás evidencia que las confirmen o corroboren.

Agrupa la información en temas relacionados

Puedes aprovechar esa facilidad de nuestra mente para recordar “clusters” de información organizando tu discurso o presentación en grupos de temas relacionados

Por ejemplo, usos, características, componentes y puntos de venta de un determinado producto. Agrupar los temas en “clusters” o grupos de elementos relacionados ayudará a la audiencia a recordar mejor el contenido de una charla o un discurso.

Si quieres ser más persuasivo, procura estructurar la información de tu discurso de forma lógica. Empieza con las ideas principales para, de manera jerárquica, explicar los detalles en torno a cada una de las ideas principales del discurso o charla.

Sorprende a la audiencia cada 10 minutos

Se ha comprobado que las personas dejan de prestar atención si, durante los próximos diez minutos, no sucede nada interesante; es lo que se conoce como la regla de los 10 minutos.

Para que no desconecten, intenta sorprender a la audiencia diciendo algo interesante o emocionante antes de que pasen esos 10 minutos. Por ejemplo, cuenta una historia, muestra un video o realiza alguna actividad interesante relacionada con el tema de la presentación.

Repite las cosas para hacerlas memorables

La retórica clásica ya recomendaba decir primero de qué vas a hablar, luego decirlo y, por último, decir de qué has hablado.

Repetir algo hace que se recuerde, porque nuestra memoria está basada en redes de conexiones neuronales, y la repetición de algo hace que éstas se refuercen (las conexiones).

La repetición de un mismo lema hace que la audiencia lo comprenda, lo interiorice y que lo recuerde durante más tiempo. Hay numerosos ejemplos, como el famoso “I have a dream” de Martin Luther King, o el “Yes we can” del presidente Obama.

Sobre los argumentos a favor y en contra

En cualquier discusión, siempre hay argumentos a favor y argumentos en contra. A la hora de hacer una exposición en público, según la audiencia se muestre a favor o en contra de tus argumentos, debes hacer lo siguiente:

Audiencia contraria

Si la audiencia se muestra contraria, conviene aportar tanto los argumentos a favor como los argumentos en contra con el objetivo de ganar credibilidad. Es muy probable que la audiencia ya conozca los argumentos en contra de tu postura, por lo que no tienes nada que perder exponiéndolos.

El truco está en aportar hechos y datos que apoyen los argumentos a favor de tu posición y que desacrediten los argumentos en contra.

Aportar tanto argumentos a favor como argumentos en contra funciona especialmente bien si la audiencia está compuesta por personas con un nivel cultural alto.

Además, aportar argumentos en contra de tu postura te permite desmontarlos uno a uno.

Audiencia a favor

Si no encuentras datos que apoyen tu postura, puedes recurrir a la opinión de los expertos. Un mismo argumento, en boca de un experto, resulta mucho más persuasivo, porque el experto aporta la credibilidad necesaria.

Al parecer, la opinión de un experto activa ciertas zonas de nuestro cerebro relacionadas con la memoria y con el pensamiento. Es decir, cuando un experto habla, tendemos a prestar atención y recordamos más fácilmente sus palabras.

El testimonio de un experto resulta más persuasivo

Cuanto más prestigio tenga el experto, más importante será su testimonio. Un Premio Nobel de Economía resulta mucho más creíble que un profesor de instituto, incluso aunque el tema sobre el que esté hablando caiga fuera de su área de especialidad.

Por eso, es muy importante establecer las credenciales del experto antes de aportar su testimonio. Salvo personas que sean muy conocidas, no vale sólo con decir “fulano” ha dicho….

Tras nombrarlo, hay que añadir sus credenciales, por ejemplo, autor de un libro sobre el tema, profesor de la materia en una conocida universidad, etc.

Hablar rápido resulta más persuasivo

Hablar rápido y con seguridad resulta muy persuasivo, porque se asocia a personas inteligentes que saben de qué están hablando.

Sin embargo, si no dominas el tema, es mejor hablar despacio para no decir algo que perjudique tu credibilidad.

Nunca hables por hablar

Cuando digas algo, debes de tener un objetivo en mente. Cada frase debe de tener una razón de ser.

Piensa cada frase antes de pronunciarla, porque, si hablas por hablar, la audiencia perderá interés y dejará de prestar atención.

Plantea un problema para captar la atención

Plantear un problema siempre capta la atención de la audiencia, y exponer la solución resulta muy persuasivo.

Por ejemplo, podrías preguntar ¿saben cuál es el medicamento más efectivo para tratar la malaria? para luego responder diciendo que el mejor medicamento es….

Si quieres destacar la causa, habla primero de los efectos

Si quieres destacar la causa de un problema, primero debes de exponer los efectos y, al revés, si quieres destacar los efectos de un problema, primero debes exponer la causa.

Por ejemplo, no es lo mismo decir que los clientes están descontentos a causa de que los envíos se retrasan con frecuencia, que decir que los retrasos en los envíos son la causa del descontento de los clientes.

En el primer caso, se hace el énfasis en que los clientes están descontentos, mientras que, en el segundo caso, se hace el énfasis en la causa del descontento.

Vacuna a la audiencia frente a los argumentos en contra

No cometas el error de ignorar los argumentos en tu contra cuando estás hablando en público. Si conoces de antemano las objeciones o los argumentos que va a usar en tu contra, lo mejor es adelantarse al otro y sacarlos a la luz tú mismo, para luego refutarlos con hechos y datos.

Se trata de una táctica diseñada en los años 60 por el profesor McGuire para prevenir los efectos persuasivos del lavado de cerebro que sufrían los prisioneros de guerra en Corea. La táctica se ha demostrado muy eficaz en numerosos contextos.

Veamos un ejemplo, supongamos que acudes a una feria a presentar en público un producto y que sabes que un competidor va a presentar el suyo justo después, es algo que ocurre con cierta frecuencia. Supongamos también que sabes también que el competidor va a intentar desacreditar tu producto sacando a la luz las debilidades o los defectos del mismo.

La protección contra estos ataques es similar a la manera como funcionan las vacunas y consiste en inocular a la audiencia. El mecanismo funciona de la siguiente manera:

Antes de que alguien pronuncie en público los argumentos en contra de tu postura, o los posibles defectos de tu producto, es mejor explicarlos tú mismo a la audiencia, al tiempo que aportas los datos necesarios para desacreditar dichos argumentos.

De alguna manera, la audiencia queda inoculada frente a cualquier ataque por parte del competidor. En cuanto que éste exponga los argumentos en contra, la audiencia recordará las pruebas que los refutan.

Qué hacer si alguien intenta boicotear tu presentación

Si durante una presentación alguien del público te ataca sin miramientos e intenta boicotear tu charla o presentación, debes hacer lo siguiente:

  • Permanece tranquilo, si pierdes los nervios tan sólo alhentarás el comportamiento negativo de esa persona.
  • Responde a la pregunta de manera objetiva, y nunca recurras al ataque personal.
  • No confundas la actitud de una persona con la actitud de la audiencia en general. Busca aliados entre el resto de los asistentes: puedes decir, por ejemplo, “estoy seguro de que los demás también quieren intervenir”.
  • Preguntar su nombre, ya que el anonimato concede una especie de impunidad.
  • Si la persona persiste en su actitud, puedes cerrar el asunto y ofrecer a esta persona tratar el tema de manera individual al final de la charla.

Un mal final convierte la presentación en un fracaso

Un mal comienzo hablando en público es un obstáculo a superar, pero, un mal final convierte el acto en un fracaso.

Al final, refuerza lo que has dicho antes

Las últimas palabras que digas son las que más se recuerdan, un fenómeno que se conoce como efecto recencia, por eso, en los últimos momentos de la charla, debes reforzar los mensajes que quieres que la audiencia recuerde.

Asegúrate de que lo haces de forma lógica, de manera que la conclusión se pueda deducir claramente de lo dicho durante la presentación.

No introduzcas nuevas ideas al final de la charla

No introduzcas nuevas ideas en el último minuto, porque tan sólo vas a lograr confundir a la audiencia.

Deja un tiempo para las preguntas

Conviene dejar un tiempo al final de la charla o presentación del producto para responder a las preguntas de la audiencia.

Ofrecerse para resolver dudas aumenta tu credibilidad. Si la pregunta es muy compleja, divídela en varias partes antes de responder.

No termines de forma abrupta

No termines de hablar en público de forma abrupta. Antes de acabar una presentación o un discurso debes de anunciar que vas a terminar. Puedes decir, por ejemplo:

“Dejen que termine diciendo…”

“Es hora de acabar, así que …”

“Por último, dejen que les cuente…”

Incorpora una llamada a la acción

Es frecuente aprovechar los últimos minutos para hacer un resumen de lo que has dicho durante la charla, pero un buen final debería incorporar, además, una llamada a la acción basada en los argumentos que has expuesto.

Si quieres que la audiencia haga algo inmediatamente después de la charla, por ejemplo, comprar algo o suscribir un servicio, tienes que pedírselo.

Dales una razón para hacerlo, y sé específico, no basta con presentar los hechos. No se trata de presentar la llamada a la acción como algo que tú quieres que hagan, sino como la respuesta que necesitan o la manera de alcanzar el objetivo que buscan. Se trata de velar por sus intereses, no los tuyos.

Deja la frase final para después de las preguntas

Algo muy importante, deja la frase final para después de responder las preguntas de la audiencia.

No dejes que se marchen recordando la respuesta a una pregunta que, quizás, era intrascendente o, peor aún, no tenía ninguna relación con el tema de la charla.

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