El humor es algo universal. Existe en todas las culturas y ha existido en cualquier época.
El Humor ¿Qué hace que algo sea humorístico?
Según uno de los principales expertos en el tema, una situación o circunstancia es cómica o humorística cuando se produce una violación o ruptura benigna de la normalidad, es decir, algo que se sale de lo normal, preferiblemente, algo oscuro, amenazante o siniestro, pero que no suponga ni un peligro real ni un ataque a nuestra dignidad personal.

Por ejemplo, resulta gracioso cuando alguien se comporta de forma extraña, pero no cuando se comporta de manera agresiva.
También resulta gracioso cuando ocurre algo inesperado, pero no cuando nos sentimos amenazados por ese algo.
También resulta gracioso cuando un amigo nos hace un comentario sarcástico, pero sin intención de molestar.
Especificidad del humor
El humor no es algo genético o heredado, sino que es algo personal y específico para cada persona, para cada momento y para cada lugar.
Por eso nadie puede predecir a ciencia cierta lo que es gracioso y lo que no lo es, ya que lo que es gracioso para una persona puede no serlo para otra.
Al final, es la audiencia la que juzga si el intento de ser gracioso ha tenido éxito.
Componente social del humor
Aunque el humor no sea heredado, sí parece tener un componente social. Así, personas con un mismo origen sociocultural, en general, encuentran gracioso el mismo tipo de humor.
Ciertos temas son tabú en algunas culturas, y cierto tipo de bromas están fuera de lugar en algunos contextos, aunque sean aceptables en otros. Por ejemplo, algo que resulta gracioso entre amigos puede que esté fuera de lugar en una reunión de trabajo o en una visita a un cliente.
Pongamos un ejemplo, según parece, hacer bromas sobre una tragedia es aceptable en la cultura occidental siempre que haya pasado un cierto tiempo, pero no inmediatamente después de que haya ocurrido. Asimismo, si ha pasado demasiado tiempo del evento, las bromas dejan de ser graciosas.
Beneficios sociales del humor
El humor, siempre que esté bien construido, ayuda a romper el hielo, acerca a las personas, relaja y puede servir para aliviar la tensión en una reunión.
El humor también es una buena manera de enfrentarse a las críticas en un departamento de atención al cliente.
El atractivo del humor
Según parece, el humor hasta hace más atractivos a los hombres a los ojos del sexo opuesto, lo que hace suponer que el humor es un subproducto de la evolución humana, es decir, que la naturaleza favorece a los individuos que tienen sentido del humo.
Además, a las personas simpáticas, que además saben ser graciosas en el momento oportuno, se les asocia otras buenas cualidades, como pueden ser la inteligencia y la honestidad. Este fenómeno se conoce como Efecto Halo.
El humor hablando en público
Una experta en el tema recomienda lo siguiente a la hora de utilizar el humor hablando en público:
El mejor momento para utilizar el humor hablando en público es al inicio de la sesión, justo después de exponer los puntos que vas a tratar, porque sirve para romper el hielo.
Es mejor que el humor sea espontáneo, ya que las personas, en general, rechazan el humor si piensan que estás intentando “hacerte el gracioso”.
No recurras a libros de chistes y cuenta anécdotas graciosas sacadas de tu experiencia personal. Son más fáciles de contar, porque las has vivido, y es más probable que la audiencia se vea reflejada en ellas. Además, te convierten en una persona cercana, que sabe reírse de sí misma.
El humor debe estar relacionado con el tema que estemos tratando. No se trata de contar un chiste para hacer reír, se trata de decir algo ingenioso, con un toque de humor, pero que venga a cuento. Si viene a cuento, aunque la broma no sea muy graciosa, los demás agradecen el esfuerzo.
No te rías de tus propias bromas. Puede resultar muy embarazoso ser el único que ríe en la sala.
No repitas la misma broma dos veces durante una misma presentación, la segunda vez no resulta graciosa.
Si cuentas una historia graciosa, procura que sea breve, ya que si una historia es larga, la audiencia desconecta. Pon nombre a los personajes, especialmente si la audiencia los conoce, pero ten mucho cuidado con no ofender ni difamar a nadie.
Si tienes dudas sobre su eficacia, evita contar la broma, especialmente si crees que el ambiente no es el adecuado, que no va a resultar graciosa en ese momento o que puede ofender a alguien. Una buena manera de comprobar si la broma es graciosa o si resulta oportuna es contársela antes a un amigo y pedirle su sincera opinión sobre el tema.
En las presentaciones de negocios, salvo que seas muy bueno contando historias graciosas, es mejor que las evites y dejes el humor para los profesionales. Las risas forzadas de la audiencia en realidad son la antesala del fracaso.
El humor como herramienta de persuasión en la venta
En un entorno de ventas, el humor, bien utilizado, es una forma de generar complicidad o sintonizar con el cliente. La complicidad que se crea tras una broma hace que sea más fácil realizar una venta.
El humor también mejora el estado de ánimo y está demostrado que es más fácil persuadir a alguien que está de buen humor, especialmente si se trata de decidir sobre un asunto no demasiado importante.
El humor también capta la atención y hace más memorables los mensajes, es decir, hace que sean más fáciles de recordar. Esto ocurre, sobre todo, si el humor está relacionado con el mensaje y se produce de manera inesperada.
Además, cuando algo resulta gracioso, es fácil que la broma se cuente a otras personas y que pase de boca a oreja. Si la broma tiene un mensaje publicitario, la mera exposición repetida hace que el mensaje resulte más persuasivo.
No todo el humor sirve para persuadir. Cuando el humor es muy obvio, tan sólo ayuda a crear un clima favorable, pero no persuade. Cuando el humor no es obvio, y, por lo tanto, requiere de un esfuerzo para entenderlo, distrae a la persona, y la distracción sí que es una buena técnica de persuasión.
La ironía es uno de los mejores ejemplos de humor que ayuda a distraer la atención de la otra persona. La ironía es un recurso lingüístico que consiste en que lo que aparentemente se dice difiere con lo que realmente se dice. Por ejemplo, cuando alguien está sin hacer nada, se le suele decir en tono irónico “¡siéntate!, no te vayas a cansar de tanto trabajar”.
Captar la ironía requiere un pequeño esfuerzo, que puede ser mayor o menor dependiendo de la complejidad de la frase o de lo obvia que sea la ironía. Este esfuerzo distrae a la persona que queremos persuadir y, por ejemplo, le impide fijarse en la debilidad de nuestros argumentos o en pensar en argumentos para rebatir los nuestros. De esta manera, es más fácil persuadir a esa persona.
El efecto humorístico también se consigue actuando o respondiendo de manera distinta a lo esperado, es decir, rompiendo los esquemas mentales de la otra persona. En este caso, como en el caso de la ironía, la persona se distrae y, en lugar de concentrarse en rebatir nuestros argumentos, se centra en intentar captar la broma
El humor es especialmente útil cuando los argumentos no son muy sólidos. Sin embargo, un argumento sólido no necesita del humor para ser persuasivo, es más, hasta puede ser perjudicial y perder una parte de su poder de persuasión.
Relacionado con este tema del humor, ser capaz de bromear sobre uno mismo no sólo nos nos humaniza, sino que también nos hace más creíbles a los ojos de la otra persona. Actuar aparentemente en contra de nuestros propios intereses se ha demostrado como una de las mejores formas de ganar credibilidad a ojos de los demás.
¿Conoces nuestro curso de ventas?