¿Quieres saber en qué parte del cerebro humano se originan las emociones? En este artículo te explicamos dónde se originan las emociones en los seres humanos.
En qué parte del cerebro humano se originan las emociones
En los años 70, el antroólogo Paul Ekman descubrió que los seres humanos sienten seis emociones básicas: miedo, sorpresa, asco, alegría, tristeza e ira o enfado.
Este descubrimiento no se comparte por la totalidad de la comunidad científica. Hay científicos que dicen que sólo hay cuatro emociones básicas, mientras que otros llegan a contar hasta 27 emociones básicas.

Hay expertos que dicen que estas emociones no son universales y que las emociones básicas varían dependiendo de la cultura.
Otros expertos dicen que estas emociones básicas no son innatas y que se aprenden con el tiempo y el proceso de socialización.
Lo que está claro es que las distintas emociones proceden de distintas zonas del cerebro humano.
Las estructuras cerebrales donde se generan las emociones son principalmente tres: la amígdala, la ínsula y una zona del cerebro medio llamada la sustancia gris periacueductal.
La amígdala, que se encuentra en la parte más profunda de nuestro cerebro, relaciona las emociones con el comportamiento y con la motivación.
Por ejemplo, en la amigdala es donde se origina la sensación de miedo, una emoción humana que sirve para separar a los amigos de los enemigos (los enemigos nos producen miedo). El miedo también ayuda a buscar la manera de conseguir recompensas sociales.
La amígdala también participa en una forma de conocimiento conocida como condicionamiento aprendido. El fisiólogo ruso Ivan Pavlov fue el primero que describió el condicionamiento a través de la exposición repetida a un estímulo.
Según los estudios de Pavlov, la repetición de un determinado estímulo produce una determinada respuesta. En concreto, los perros salivaban cuando un ayudante de laboratorio les traía comida. Con el tiempo, la simple presencia del ayudante hacía salivar al perro, aunque no trajera comida.
La ínsula es el origen de la sensación de asco, por ejemplo, ante un olor desagradable. La sensación de asco evita que ingieras comida que está en mal estado.
Hay estudios de laboratorio realizados con resonancia magética que demuestran que la ínsula se activa cuando alguien siente dolor, o anticipa la sensación de dolor.
Los neurocientíficos piensan que lo que ocurre es que la ínsula recibe información sobre el estado fisiológico del cuerpo y genera emociones internas. De esta forma, la ínsula coordina sensaciones físicas, emociones y acciones conscientes.
La sustancia gris periacueductal se localiza en la raíz del cerebro. También participa en la sensación de dolor y contiene receptores para compuestos analgésicos derivados del opio como la morfina o la oxicodona. Esta zona del cerebro puede interrumpir el flujo de información en los nervios que transmiten la sensación de dolor.
Aunque las emociones son algo intangible y difíciles de describir, tienen gran importancia, ya que nos ayudan a aprender, inician acciones y favorecen la supervivencia de la especie.