Es difícil hacer una venta si ni siquiera puedes recordar el nombre del cliente. Recordar el nombre de alguien demuestra que te importa y eso hace que le caigas bien, que conectes emocionalmente con esa persona. Por el contrario, olvidar o confundir el nombre de una persona perjudica el proceso de ventas.
Cómo recordar el nombre de un cliente
Para un vendedor, causar una buena impresión en el cliente es crítico para hacer una venta. Es difícil demostrar al cliente que te interesan sus necesidades y sus problemas si ni siquiera te has aprendido su nombre.

Cuando olvidas el nombre de una persona, normalmente sientes una sensación de culpabilidad. Nos sentimos mal por haber olvidado su nombre.
Pero el problema con sentirse mal por eso es que esa emoción negativa afecta la manera en que te comportas con esa persona. La culpabilidad hace que no llegues a conectar emocionalmente con la otra persona y te retraigas de la conversación.
La culpabilidad es una emoción tan poderosa que la otra persona la va a percibir en tu actitud. Puede que no sepa exactamente lo que sientes, pero se va a dar cuanta que no te sientes a gusto. Puede incluso que asuma que no te cae bien, lo que perjudica la relación incluso antes de que ésta comience.
De vez en cuando vas a olvidar el nombre de alguien. Esto es algo normal, no deberías sentirte mal por ello. Nadie es perfecto, así que no te preocupes demasiado si de vez en cuando cometes un error. Si te perdonas a ti mismo por cometer el error de olvidar el nombre de alguien, te sentirás mejor contigo mismo y la relación con esta persona irá mejor.
Dicho esto, vamos a ver a continuación pequeños trucos que te van a ayudar a recordar cualquier nombre. De hecho, los expertos dicen que no existe la mala memoria, lo que existe es una memoria poco entrenada.
Pese a la creencia popular, la memoria no es algo que se tiene, sino que es algo que se hace. No es una cosa, sino un proceso.
Según las más recientes investigaciones sobre el tema, un tercio de la memoria depende de la genética, pero los otros dos tercios se pueden mejorar con entrenamiento. Es decir, que la memoria no es algo fijo con lo que naces, como el tamaño del pie, sino que es algo que puede crecer.
Aquí tienes algunos trucos que te van a ayudar al recordar el nombre de todos tus clientes:
Motivación
Si no tienes claro que recordar el nombre de alguien es algo muy importante, no vas a hacerlo. La motivación es uno de los factores que agudiza la memoria.
Imagina que te dan 100.000€ tan sólo por recordar el nombre de una persona. ¿Crees que lo recordarías? ¡Pues claro que sí! Vas a ser un experto en recordar el nombre de esa persona.
Por lo tanto, recordar el nombre de alguien no tiene nada que ver con tu capacidad innata para recordar las cosas. Más bien, tu capacidad para recordar el nombre de los demás tiene que ver con que seas consciente de la importancia de hacerlo, es decir, con tu motivación.
Tenemos la tendencia a tratar las presentaciones de alguien como una mera formalidad, como un precursor de algo más importante. La consecuencia de esto es que no prestamos atención, no estamos a lo que hay que estar, a escuchar el nombre de la otra persona. Por lo tanto, no es raro que se nos olvide inmediatamente su nombre.
Simplemente, el hecho de prestar atención supone una ayuda a la hora de recordar el nombre de los demás.
La próxima vez que te presenten a alguien, no pienses en otra cosa y presta atención a su nombre.
Fíjate bien en la persona con la que estás hablando
No es posible recordar el nombre de alguien si estás pensando en otra cosa cuando te lo presentan. Por eso, para recordar el nombre de un cliente, presta atención. Si estás distraído, la información no se registrará en la memoria.
La principal razón por la que no recuerdas el nombre de los demás es porque no estabas prestando atención cuando te los dijeron. Esto no es un problema de memoria, es un problema de atención.
Para recordar el nombre de alguien lo que deberías hacer cuando te van a presentar a alguien es preguntarte a ti mismo: ¿cuál es su nombre? Esto te obligará a prestar atención cuando te lo digan.
Repite el nombre de la persona que acabas de conocer
Una manera de recordar al nombre de alguien es repetirlo tras haberlo escuchado por primera vez.
Por ejemplo, si te acaban de presentar a alguien que se llama Juan, dale la mano y dile «encantado de conocerte, Juan». Esto te obliga primero a prestar atención al nombre y te permite repetir su nombre. Suele ocurrir que cuando nos presentan a alguien no prestamos atención al nombre porque estamos mirando su expresión o pensando en cómo es esta persona.
Otra forma de repetir el nombre de alguien después de que te lo hayan presentado es decir que se parece a alguien que conoces que se llama igual.
Otra forma de repetir el nombre de una persona es mencionar a un tercero: «acabo de conocer a Juan López, ¿lo conoces?».
Repite mentalmente tres veces
el nombre
Cuando te digan el nombre de alguien, por ejemplo, cuando un cliente te diga su nombre, repite mentalmente el nombre tres vedes al tiempo que le miras a la cara.
Esto permite asocial el nombre de una persona a su cara, lo que hace más probable que lo recuerdes la próxima vez que lo veas.
También puedes ir un paso más allá escribiendo mentalmente el nombre de esta persona en su cara.
No pienses en otra cosa
Mucha gente no recuerda el nombre de los demás porque estaban pensando en otra cosa cuando les presentaron. Por ejemplo, están pensando «¿de qué conozco yo a esta persona?» o «¿qué le voy a decir?». Están más preocupados en lo que van a decir a continuación que en escuchar lo que les están diciendo.
Estar en la conversación significa que estás observando atentamente todo lo que ocurre alrededor. Mucha gente culpa de sus olvidos a su memoria. Pero la mayoría de los olvidos no tienen que ver con la capacidad de retención, sino con la atención.
Fíjate en algún rasgo en particular en la cara de la otra persona
Fíjate en algún rasgo de la otra persona que sea fácil de recordar. Busca el rasgo más pronunciado en su cara, ya sea una nariz pequeña, unas orejas grandes, un peinado poco común, o un lunar. El rasgo que más te llame la atención es el más fácil de recordar.
Conectar el rasgo con el nombre de la persona te ayuda a fijar este último en tu memoria.
¿No te ha pasado de ir a casa de un amigo y dejar la chaqueta en el respaldo de una silla? Cuando te vas a ir vas directamente a la silla para recoger la chaqueta. ¿Sabes por qué? Porque relacionas la chaqueta con la silla.
Igual que la silla sujeta la chaqueta en tu memoria, algún rasgo que destaque en la cara de alguien (ojos bonitos, nariz grande, barba, una cicatriz, bigote, orejas grandes, etc.) te ayudan a recordar el nombre de la persona. Es como si el rasgo físico te sirviera de lugar de almacenamiento del nombre en la memoria.
Relaciona el nombre con algo que sepas de esa persona
Conectar el nombre de alguien con algo que ya está almacenado en tu memoria es otra manera de fijarlo en tu mente.
Piensa en algo que sepas sobre esa persona y relaciónalo con su nombre, cualquier cosa. Por ejemplo, Luis el encargado de mantenimiento, o María, la aficionada al ciclismo.
Conecta el nombre de esa persona con alguien conocido
Relacionar el nombre de una persona con alguien que sea muy conocido te ayudará a recordarlo luego.
Por ejemplo, si alguien se llama Miguel, puedes pensar en Miguel de Cervantes.
No es necesario relacionar a Miguel con alguien famoso, también puedes relacionar el nombre con un familiar o un amigo que también se llama Miguel.
Conecta el nombre o la cara de la persona con una imagen
Nuestro memoria funciona mejor por asociación. Puedes aprovechar esta cualidad para recordar el nombre de alguien con más facilidad.
Por ejemplo, si una parte del nombre de alguien se parece a otra palabra, eso puede ayudarte a recordarlo luego. Supongamos que alguien se llama Agustín. Para recordarlo puedes asociar el nombre a la palabra «postín».
Conectar el nombre a una imagen también te ayuda a recordarlo. Por ejemplo, si el Sr. Gómez tiene el pelo rizado, imagina alguien con pelo rizado jugando a las cartas.
Las imágenes se recuerdan mejor que las palabras. Por eso, si relacionas el nombre de alguien con una imagen, eso puede ayudarte a recordarlo. Por ejemplo, si te presentan a Jesús, piensa en un autobús.
¿No te ha pasado que a veces reconoces una cara pero no recuerdas su nombre? Eso es porque se recuerdan mejor las imágenes que las palabras. Crea una imagen para ese nombre y también lo recordarás.
Utiliza reglas mnemotécnicas para recordar un nombre complicado
Las reglas mnemotécnicas utilizan la imaginación en combinación con los cinco sentidos para hacer que información fácil de olvidar, como un número de teléfono o el apellido de alguien, resulte fácil de recordar.
Si el nombre es complicado, pide a la persona que deletree su nombre y visualiza las letras una a una. También puedes dividir el nombre en sílabas.
Por ejemplo, si alguien se apellida Garza, piensa en la frase Gar Zamora.
Si alguien se apellida carpintero, puedes imaginar un carpintero trabajando o haciendo cualquier otra cosa. De hecho cuánto más extraña la imagen, más fácil que la recuerdes en el futuro.
Conecta un rasgo físico de esa persona con una imagen
Si una persona tiene orejas grandes y se apellida Espada, piensa en una espada saliendo por las orejas. Cuándo veas a esta persona de nuevo, piensa que cuál es el rasgo que más sobresale. Entonces te fijarás en sus orejas y la imagen de la espada saliendo de las orejas te vendrá a la mente.
Este truco requiere que la persona tenga un rasgo físico prominente que se pueda conectar a una imagen. Si lo logras, la imagen te ayudará a recordar su nombre.
Una de las mejores maneras de aprender el nombre de alguien es ligarlo a una imagen impactante. Por ejemplo, Jonás puedes ligarlo a una ballena, como en la famosa historia de la Biblia.
Repite el nombre al despedirte
Cada vez que repites un nombre, resulta más fácil recordarlo luego. Antes de salir de la reunión con unos cliente, despídete de cada uno de ellos por su nombre.
Por ejemplo, decir «Adiós, Juan», «Hasta la próxima, Juan» al despedirte te ayuda mucho a fijar su nombre en la memoria y luego recordarlo la próxima vez que veas a esta persona.
Juega a repetir todos los nombres
Para recordar los nombres de todas las personas de un grupo puedes jugar a un sencillo juego.
Cada vez que te presenten a una persona, repite el nombre de la persona y el de todos aquellos que acabas de conocer, al tiempo que recuerdas su cara.
Por ejemplo, si te han presentado a Juan y a Luis, y luego te presentan a Luisa, repite mentalmente los nombres de los tres. Cuando te presenten a otra persona, repite mentalmente el nombre de los cuatro, y así hasta que te presenten a todas las personas del grupo.
Escribe el nombre
Escribir algo te ayuda a recordarlo. Cuando te presenten a alguien puedes escribir su nombre en la agenda de tu teléfono.
Esto te permite no sólo fijarlo en la memoria, también te permite recuperar el nombre si lo has olvidado, sin necesidad de preguntar a la persona y ponerte en evidencia.
Revisa los nombres al final del día
Tras un día de reuniones con clientes, repasa todos sus nombres antes de irte a dormir. Pregúntate a ti mismo «¿a quién he conocido hoy?». El repaso te ayuda a fijarlo en la memoria.
Recordar el nombre de alguien es sólo cuestión de utilizar un método
Aunque estas estrategias te parezcan complicadas, en realidad son muy sencillas y se pueden adquirir como cualquier otro hábito. Al principio quizás te cueste un poco, pero con el tiempo pasarás a hacerlo de forma mecánica, sin pensar en ello.
Pero si tenemos que destacar alguna de las estrategias mencionadas sobre las demás, el hecho de prestar atención y poner interés por aprender el nombre de una persona es la que mejores resultados te va a generar.
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